22 jul 2010

No siempre, no siempre

Pasaron minutos, luego de soltar tu mano, para darme cuenta de que ese no era mi deseo, dejarte. Mi garganta se ahogaba tratando de dar a conocer tu nombre al viento, pero la tristeza me abatió.

Mi rostro decaía con la vista hacia el suelo, y las lágrimas aparecieron como rocío de invierno. No debió ser así. El tiempo nunca jugó a mi favor, y hasta parecía que enfrentaba una lucha contra su voluntad, siempre, en un intento por impedir que el presente no se convierta en melancolía.

Nada sería igual, nada. Lo único que me queda son fragmentos de recuerdos contigo, guardados en mi almacén de ilusiones perdidas al que otros llaman "corazón".

Vive!!, me dijiste. Perdón, pero prometí no hacerlo sin ti, mi ángel, quien me hizo conocer los suspiros y el calor que emanan dos cuerpos al juntarse. Fue gracias a tu dulzura que pudo derretirse la frialdad que encarcelaba mi rostro, inexpresivo, pálido y abstracto. Aprendí a sonreír, a ser feliz. Lástima que los sueños no duran para siempre. Caminos que alguna vez se juntaron, tuvieron que separarse, empezando todo de nuevo. Escapar del encierro en aquel hoyo oscuro y profundo de la soledad será difícil para mi, más difícil aún si no tengo a nadie que extienda su ala como lo hiciste tu, mi ángel. Ahora entiendo tus palabras, no siempre, no siempre, nada es para siempre, amor.